No podemos precisar desde cuando se vienen usando los collares personalizados aunque estamos convencidos de que su uso es tan antiguo como la propia humanidad. Tampoco conocemos el motivo de su aparición ni que es lo que impulso a nuestros antepasados, los primeros pobladores, a colgárselos al cuello. Lo que sí sabemos es que a lo largo de la historia los collares han ido unidos a nuestra propia evolución y han formado parte intrínseca de nuestra historia.

Estudios paleontológicos realizados en diferentes partes del globo, en diferentes localizaciones y excavaciones, han encontrado evidencias del uso de colgantes y collares en diferentes civilizaciones y culturas. En algunos casos han aparecido al cuello de restos momificados. En algunos de los vestigios más antiguos encontrados han aparecido collares realizados con cuentas de piedra o arcilla, obviamente realizados a mano. Valga como ejemplo el hallazgo de las Cuevas de la Lluera, en Asturias, descubiertas en 1979, donde aparecieron  varias cuentas que conformaban un collar, del periodo solutrense (Siglos XV y XIV a.d.c).

El paradigma por excelencia de elaboración temprana de collares la hallamos en el antiguo Egipto. Las primeras dinastías ya disponían de una “orfebrería” avanzada. Utilizaban perlas y cuentas de vidrio que coloreaban. Estas  culturas hicieron del uso de joyas un acto habitual que fueron mejorando y perfeccionando con el transcurso de los años. El uso de metaloides procedentes de meteoritos, la posterior utilización de metales entonces considerados preciosos y como culmen la realización de los elaborados collares rígidos “Wesekh”, con forma de “cuello” y que debían descansar sobre los hombros.  A menudo contenían cientos de amuletos o hechizos relacionados  con la vida y actividad del portador, lo que hoy denominaríamos collares personalizados.

Collares con Iniciales

Actualmente a los arqueólogos el hallazgo de collares y joyas les ofrece una información muy importante sobre el miden el grado avanzado de una grado de avance que una determinada civilización pudo llegar a alcanzar dado que estas piezas no solo eran utilizadas como complementos y ornamento, a menudo eran utilizadas como método de trueque y cambio mercantil. Estos usos, con seguridad, fueron el motivo de ir confiriendo más valor a los collares, añadiéndoles materiales preciosos, metales y piedras semipreciosas.

Con el devenir de los años otra aportación que se ha hecho a los collares es la incorporación de las cadenas. Hay referencias que apuntan al uso de cadenas de oro que los fenicios usaban para colgar panecillos de oro. Este elemento históricamente ha sido usado como premio o castigo con un uso alegórico continuado. Por ejemplo en el imperio romano la cadena era utilizada como el elemento de retención, sometimiento y control de esclavos y reos. Al mismo tiempo eran usadas como premio a soldados y legionarios por su actividad meritoria en las batallas. Estos las portaban sobre su pecho y hombros con el orgullo del reconocimiento recibido. Con los años se ha hecho muy popular el uso de sofisticadas cadenas de las que se cuelgan piedras preciosas o elementos ornamentales diversos.

La eclosión en el uso de collares ornamentales, llamativos y fastuosos se produjo durante el último periodo de la Edad Media (siglos XIV y XV) entre la realeza y el clero. Cadenas, colgantes, motivos heráldicos, custodias, cruces, cálices, etcétera. Muchos de ellos se conservan actualmente y alcanzan incalculables precios por sus materiales, composiciones y la calidad de los trabajos.

Collar con Nombre para Hombre

La inclinación a los collares estrafalarios, grandes y pesados sufrió un retroceso en su utilización, en la Europa de los siglos dieciséis a dieciocho, debido a los ropajes usados en ese periodo. Las vestimentas eran incómodas e impersonales con lo los collares de gran tamaño aún los hacían más difíciles de soportar.  A partir de 1750 cobraron auge entre mercaderes adinerados y nobles el uso de cadenas  como signo de ostentación. Se usaban  como collar, para sujetar sellos, relojes y colgantes.

En la actualidad el uso de cadenas con colgantes y collares se ha convertido en habitual. Con independencia del sexo, edad o cultura. Su uso es cotidiano y extendido, aunque en algunos casos siguen siendo signo de poder y ostentación, siendo un complemento que goza de una enorme popularidad y con una variedad de estilos, formas, materiales y diseños que se ajustan a cualquier gusto, momento o moda.

Annabelly

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