Pendientes, zarcillos o aretes, en diferentes formas, materiales y con diferente significado han sido utilizados, al igual que colgantes y pulseras, desde la aparición del hombre en la tierra. Se han datado abalorios con aspecto de pendientes en sepulcros de más de cinco mil años de antigüedad, si bien los primeros pobladores, nuestros antepasados, los usaban colgándolos de la nariz. En culturas donde las joyas se usaban de forma generalizada, los pendientes no eran de uso habitual, si bien se tiene constancia de su uso entre determinadas damas de la realeza. El imperio romano y la antigua Grecia trabajaron piezas de forma muy elaborada, con repujados y el añadido de piedras preciosas o representaciones de cabezas de animales. A partir de la segunda mitad del siglo diecinueve el uso de este complemento se populariza de forma generalizada hasta nuestros días en los que unos pendientes personalizados son atributo de belleza u estatus entre mujeres y hombres por igual.

Pendientes con Iniciales

Un círculo de cuentas o metal que se lleva en las muñecas, es básicamente una pulsera o al menos lo era. Cuando se les dota de mayor anchura y se colocan por encima del codo se denominan o denominaban brazaletes e igualmente cuando se lucen en las piernas por encima de los tobillos, tobilleras.

La aparición de estos complementos de generalizó al mismo tiempo que aparecía la agricultura y el pastoreo de animales. Los vestigios más antiguos pertenecen al periodo Neolítico. Se han encontrado brazaletes y pulseras en enterramientos de la edad del bronce y en sepulturas del antiguo Egipto. Estos accesorios son habituales en grabados y relieves de múltiples culturas.

Pulsera de Plata con Iniciales

En los primeros tiempos eran de gran simplicidad, las prehistóricas solían ser de conchas perforadas o piedras unidas con cabellos de animales. Sin embargo, las fabricadas durante las épocas de los faraones de Egipto eran mucho más elaboradas, estaban adornadas con piedras preciosas y dibujos y aparecen las primeras que podríamos definir como personalizadas pues estaban fabricadas para individuos concretos con rasgos sociales de cada uno de ellos. Los turdetanos y los pueblos comerciantes que recorrieron las costas mediterráneas entre el 3000 a. de C y el siglo cuarto d.d.c. las fabricaban como anillos, casi cerrados, y rematados en cabezas de animales. Griegos y romanos dotan a sus creaciones  de formas espirales y las enriquecen con colgantes y pedrería. Curiosamente en los siglos siguientes, hasta la Baja Edad Media, descendió la popularidad de su uso de manera general y excepto en algunas civilizaciones. Es a partir del año 1450 cuando se extiende el uso en las divisas de los juegos de armas de los Caballeros. Es a partir del siglo diecinueve y hasta nuestros días  cuando pulseras y brazaletes se han convertido en un complemento popular y de moda representando en muchos caso un determinado estatus social, ornamental y de lujo para ambos sexos pero especialmente entre la población femenina.

En la actualidad su uso se ha popularizado y extendido de forma global con diseños que se adaptan a cualquier edad, sexo, condición o estrato social. Han arraigado las pulseras personalizadas con nombres, iniciales, fechas o textos fabricándose en materiales preciosos, aceros, cueros, espartos, plásticos y prácticamente cualquier cosa que sea portable y no dañina para el uso diario.

Annabelly

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