Hay precauciones que hemos de tomar en cuenta a la hora de adquirir una joya de oro. Debemos asegurarnos de la compra coincide con lo que nos venden, es decir que si estamos comprando un anillo de oro sea exactamente eso y no una pieza de otro material chapada en oro. Los chapados en oro son artículos muy interesantes pero no son de oro macizo. Esta diferencia los hace productos diferentes fabricados en materiales diferentes y, por supuesto, con precios muy diferentes. Si estamos comprando una pieza de oro macizo debe ser eso y no otra cosa.

A fin de hacer más global el acceso a la joyería a menudo se fabrican piezas en otros materiales y se les da un acabado en oro que las hace más vistosas e igual de elegantes. Hasta aquí todo bien si no fuese porque siempre ha habido individuos desaprensivos que gustan del dinero fácil y que intentan “dárnosla con queso”.

Ante estas posibles situaciones hemos de procurar detectar la estafa siguiendo unos sencillos pasos.

Lo primero que debemos hacer es buscar las marcas de oro o “contraste”. Los joyeros de los países occidentales contrastan las piezas que realizan con una marca que en la mayoría de los países es obligatoria. Este contraste nos indica que metal es y cuál es su aleación, si la tiene. Al observar detenidamente una joya, por lo general en la parte menos visible de la pieza, encontraremos estampado un número seguido de las letras K, KT o KP. Esta combinación nos indicará que la pieza está hecha en oro y el número, los quilates, nos dirá la cantidad del metal precioso que conforma la aleación. Por ejemplo, 14K nos indica que la pieza es de catorce quilates. Los fabricantes europeos también estampan sus productos con el contraste en decimales, por ejemplo si aparece la marca 583 o 0,583 se corresponderá con catorce quilates. Este número nos indicará que el contenido en oro puro es del 58,3% (14/24).

Pulsera de oro con nombre

Cuando las piezas son revestidas o chapadas en oro, por calor o electrólisis, pueden estar marcadas con los sellos GP, RGP, HGE, GEP, GF o PGH. Por ejemplo una pieza marcada con 14K GP nos está informando de que los catorce quilates se corresponden únicamente con el chapado exterior de la pieza.

Otro caso habitual es encontrar la pieza marcada con 0,925 o 925. En este caso la joya es de Plata de Ley chapada en Oro. Este marcado obedece a que los joyeros profesionales marcan sus creaciones con el contraste que corresponde a la mayor aleación de metales preciosos contenidos en la joya. Así sabremos que el acabado es de oro pero la pieza es de plata de ley.

Otra manera de reconocer si una pieza es de oro es recurrir al acido nítrico. Normalmente en una zona oculta de la joya realizaremos un ligero raspado con una piedra de pruebas y aplicaremos acido nítrico. La reacción producida nos indicará la cantidad o proporción de oro que contiene el material. Esta prueba podemos realizarla en casa con el kit correspondiente pero hay que estar habituado a reconocer las reacciones para identificar las proporciones de oro con cierta exactitud. Mi recomendación es que lo hagamos de la mano de un joyero experto.

El color o dicho con más precisión la decoloración puede ser también un indicador de la calidad de la pieza. El oro puro, de veinticuatro quilates, es demasiado blando para realizar algunas piezas de joyería. Sin embargo su uso para el acabado o chapado de las piezas, tanto en joyas como en bisutería, está muy extendido. Esta es la razón por la que algunos desaprensivos aprovechan para colar piezas de bisutería como si fuesen auténticas joyas.  Sobre todo en las cadenas de los collares o pulseras  hemos de permanecer mas vigilantes, si observamos un color amarillo intenso habremos de asegurarnos de que los quilates se corresponden con lo que nos están vendiendo. Ojo, no pretendo denostar algunas piezas de bisutería que pueden llegar a ser obras de arte, simplemente quiero dejar claro que son productos diferentes.

Colgante Cruz con Nombre

Observar de cerca las piezas para detectar zonas de roce o lugares donde el chapado no se hubiese fijado regularmente nos ayudará en esta tarea.

A menudo nos preguntan si usando un Imán podemos detectar si una pieza es auténtica o falsa. Esta prueba carece de rigor y por lo tanto no es válida en absoluto. Con ella podemos tener un error en diferente sentido. Existen aleaciones  chapadas en oro que carecen de metales magnéticos y siempre darán un falso positivo. En otras ocasiones al alear piezas de Oro de 14 o 18 quilates se añaden metales que sí son magnéticos. Es este caso nos darán un falso negativo. Conclusión, el Imán no vale para nada.

Después de todo lo resumido en este artículo llegamos a una conclusión obvia, comprar joyas con garantía es una acción que hemos de realizar a través de joyeros de confianza y reputación. Las gangas y los precios sospechosamente baratos, aunque atractivos, pueden esconder desagradables sorpresas. 

Annabelly

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