¿Cómo ser feliz en el trabajo? Aunque lo odies.

Valoramos y cuidamos positivamente las diferentes áreas de nuestra vida pero tenemos tendencia a descuidar una que nos ocupa gran parte de nuestra vida, el trabajo.  Si dedicamos tiempo, en ocasiones demasiado, a considerar los “ysi”, “y si yo tuviera mejor titulación, “y si ocupase el puesto de director”, “y si tuviera un mejor salario”, etcétera. Estos pensamientos, dado que la consecución del objetivo no depende siempre de nosotros, generan ansiedad y malestar. Sin embargo dedicamos muy poco tiempo y esfuerzo a valorar lo que tenemos, lo que hemos conseguido, lo que hacemos. Nosotros podemos, incluso si tenemos un trabajo desagradable, conseguir tener un buen día, cada día. Las jornadas de trabajo no son buenas por casualidad. Más bien todo lo contrario, dependen de nosotros. Vamos a repasar que podemos hacer para mejorarlas.

Establecer una intención al comenzar el día puede ser un comienzo. “Mi actitud hoy es positiva” me he levantado de buen humor y esto va a ayudar. Obviamente, si nos hemos levantado con el día “torcido” reconocerlo nos ayudará a “enderezarlo”. Recordar porqué estas trabajando y que el objeto de tu trabajo es ayudarte a ti y a tu familia a vivir y a superar el día a día, te ayudará. Ve más lejos, escribe tus objetivos para el día y repásalo cuando la cosa se ponga fea, cosa que posiblemente ocurra.

Marca un Plan respecto de alguna actividad o acción que pretendas realizar ese día y que te motive o apetezca. Por ejemplo, ir a tomar una cerveza con las amigas, ir a un concierto o ver una película en la tele. No importa que sea algo pequeño. Desear hacerlo lo hará grande y provocara en ti una mentalidad positiva.

Imagina tu día positivamente. Haz un repaso mental de lo que harás y de cómo se irán resolviendo sin incidentes los pequeños pasos que darás. Si visualizas lo que ira ocurriendo antes de que suceda reducirás la ansiedad y el tedio.

Concéntrate en lo que haces evitando distraerte. Parece un contrasentido pero si evitas las pequeñas distracciones agrupando tu concentración en las tareas concretas que realizas en cada momento controlaras tu tedio. Reparte las tareas, siempre que puedas, para realizarlas cuando toque con diligencia y concentración. Comienza por las más complejas y continua con las recurrentes, como por ejemplo hacer las llamadas telefónicas.Aíslate de lo que te interrumpe o distrae, por ejemplo el móvil. Observarás que cuanto más atento estas más rápido parece pasar el tiempo.

Haz gala de educación y cortesía tratando a los demás como te gustaría que te tratasen a ti. Tratar a compañeros y clientes haciéndoles sentir bien y reconociéndoles su trabajo suele convertirse en reciproco. No se trata de alagar falsamente o de mostrarse “demasiado dulce”, más bien de ayudar a crear un clima distendido y confortable para todos.

Evita el clima bélico y las situaciones hostiles. Cuando trabajamos baja presión todos podemos ser pasto de la ira. Si te encuentras con alguien en esta situación acuérdate del aforismo “buen individuo, malas circunstancias”. La mayoría de las ocasiones los demás no están contra nosotros ni son inestables psicópatas en busca de victimas. Probablemente sean personas arrastradas por una mala situación. Si puedes ofréceles ayuda y si crees que no puedes aleja la situación. Si por el contrario eres tú el que experimenta el ataque, respire hondo, observe la situación distanciándose de ella y deja que pase algo de tiempo. Si puedes pide opiniones o ayuda. Frecuentemente no vemos que la solución está “bajo nuestra nariz”.

Relaciónate aprovechando los tiempos muertos. Un descanso para un café o el tiempo de la comida pueden ser un objetivo agradable en nuestra jornada. Nos permite tener relaciones interpersonales que nos relajan y nos ponen a punto nuevamente. Además de refrescarnos nos aportarán puntos de vista y, porque no, amistades.

Sonríe para frenar el estrés. El tuyo y el de los demás. No tienes que estar feliz para sonreír pero si harás más agradable tus respuestas o preguntas a tus interlocutores. Sonreír, hasta cuando se habla por teléfono, relaja el ánimo de todos y hace más veraz tus mensajes y opiniones.

Escribir tus frustraciones funciona al cien por cien. Parece una tontería pero haz la prueba, cuando algo te disguste o irrite escríbelo con la mayor ecuanimidad posible y después apunta como te sientes. Dale unos minutos y léelo despacio. ¿Cómo le darías solución si lo que estás leyendo lo hubiese escrito otra persona? Observarás que unas veces la solución era fácil e inmediata y otras que el problema no era tal. Cuando lees lo escrito pasados los días posiblemente lo estimes ridículo.

Haz ejercicio. Y dirás ¿eso que tiene que ver con mi trabajo? El ejercicio frecuente y continuo mejora el estado de ánimo, la memoria y la capacidad de concentración. Si tú estás bien lo estrás en todos los ámbitos. También en tu trabajo.

Descansa adecuadamente durmiendo el número de horas adecuado, por lo general, siete u ocho. Para conciliar el sueño y descansar correctamente realiza actividades relajantes antes de acostarte, leer un libro, hacer un crucigrama, practicar yoga. Evita las situaciones estresantes para tu cerebro como mirar las pantallas iluminadas de tus dispositivos, estar pendiente de los mensajes del teléfono, etcétera. Si descansas adecuadamente despertaras más relajado y activo para enfrentar un nuevo y maravilloso día.

Anabely

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