¿Me pongo un “piercing” en el tabique nasal?

La perforación del Tabique Nasal es, sin duda, la incisión más común, desde la antigüedad, después de los agujeros en la oreja. La particularidad de esta intervención es que esta se puede estirar  para insertar en ella joyas de gran tamaño. Las culturas primitivas e incluso algunas tribus en la actualidad,  insertaban colmillos de animales, huesos, plumas o piezas de madera.

Este tipo de “piercing” se denomina septum dado el lugar del cuerpo en el que se realiza. Septo es el nombre, del latín septum, que recibe el cartílago que divide las fosas nasales. La perforación, generalmente, no se realiza a través del cartílago, sino que la incisión se produce inmediatamente debajo de este, en una zona de tejido blando.  Cerca de esta zona trascurren muchos nervios, por esta razón estas perforaciones pueden ser dolorosas, siempre dependerá del umbral de cada persona.

 Las joyas que se emplean para este tipo de “piercing”  pueden ser muy diferentes CBRS, anillos con cordón, barras circulares o “colmillos” rectos. Durante los procesos de curación muchos especialistas colocan unos tapones, que apenas pesan, dado que facilitan los cuidados de la zona perforada.

 

La perforación del tabique ha sido utilizada, a lo largo de la historia, por pueblos guerreros seguramente por el hecho de que una nariz atravesada por un gran colmillo otorgaba una mayor ferocidad al los rostros de los soldados. En las provincias occidentales de Indonesia las tribus Asmat  mantienen esta tradición. La más popular es la denominada Otsj, una pieza de hueso grande que puede llegar a tener un diámetro de 2,5cm. Actualmente se hacen con los huesos de las patas de cerdo pero en la antigüedad se realizaban con las tibias de los enemigos muertos en combate.

Pueblos que tenían muy arraigada la perforación del septo fueron, aztecas, incas y mayas. Utilizaban múltiples  objetos para sus inserciones pero el oro y el jade eran los más usados por sus connotaciones religiosas. Podemos decir que fueron los primeros en utilizar joyas tal y como las conocemos hoy. En Nepal y Tibet es de uso común el Bulak, en algunos casos el tamaño del “piercing” es tan grande que les impide comer sin levantarse la joya manualmente para acceder la boca.  En Australia, los aborígenes se practicaban la perforación para que al pasar un palo o hueso por su nariz, estos aplastasen y achatasen la misma con el fin de hacerse más deseables.

En definitiva este “piercing” no es un invento nuevo.

Es importante destacar que la zona donde se realiza esta perforación es una parte de nuestro cuerpo que está en contacto con bacterias y suciedad que se deposita en las mucosas. Por esta razón en algunos casos la cicatrización puede complicarse.

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