Existen algunas creencias entre las mujeres que son totalmente falsas y que sin embargo todas tenemos más o menos presentes. Pequeñas cosas que evitamos o hacemos al vestir y que en ocasiones causan estragos en nuestro estilo personal.En el anterior post publicado comentamos algunas de ellas. En este amos a repasar algunos mitos que a base de repetirse hemos dado por ciertas y absolutas.
Cuántas veces hemos escuchado que las mujeres altas no deben usar zapatos de tacón.Este axioma es tonto y también un poco machista. Está fundamentado en montón de antiguas aseveraciones que marcaban que una mujer alta no era femenina y que no debía atraer la atención sobre sí misma en exceso, sobre todo si al calzar zapatos de tacón sobrepasaba la altura de su pareja. Hoy conocemos a un montón de mujeres que miden por encima de los 180 centímetros, lucen tacones de vértigo y son iconos de belleza y moda en todos los ámbitos.
Otro mito extendido entre las féminas es que hay que huir de las rayas horizontales como de la peste. Ese cliché que afirma que las rayas horizontales te hacen gorda es absolutamente falso. Podemos admitir que un vestido muy ajustado estampado a rayas horizontales posiblemente solo sea favorecedor para cuerpos de modelo. No obstante las prendas que se realizan y se conjuntan bien pueden resultar muy favorecedoras para cualquier mujer. Por ejemplo, una camisa clásica de rayas, en algodón, metida por dentro de unos vaqueros oscuros resulta cómoda, funcional y elegante.
Suponemos que la ropa de marca nos sentara mejor. Ante esta idea hemos de considerar varios errores. Por lo general los grandes modistos utilizan para sus creaciones tejidos y caídas de alta calidad. Ahora bien, podemos encontrar prendas de marcas no reconocidas con la misma calidad e incluso mayor a precios más asequibles. Utilizar prendas de los grandes diseñadores en muchas ocasiones representa más un postureo, “para que las demás vean lo bien que visto” que una garantía de éxito. Una prenda me sienta bien porque me veo bien, porque me dicen que me queda bien y porque me siento bien, con independencia de quien sea el fabricante, el diseñador y cual sea su precio.
Cuando usamos colores vivos no hay que mezclarlos. Esta memez también está muy extendida. Si es cierto, no obstante, que cuando combinamos mal dos colores intensos el efecto puede ser devastador. Combinar tonos saturados es divertido, nos muestra joviales y juveniles además de trasmitir buen rollo. ¿Por qué no usar esa blusa de seda verde esmeralda con unos tacones de gamuza fucsia?
El límite de lo que nos ponemos o como vestimos lo hemos de tener en nuestro gusto y en la comodidad con que vestimos. Olvidemos clichés y recomendaciones estereotipadas y trasnochadas que no nos aportarán más que dudas y recelos.
Anabely
Comments (0)