Vestir con gracia una mini falda.

Las faldas cortas tienen múltiples beneficios para la mujer que la lleva, pueden ser cómodas, son divertidas, son atractivas y pueden ser sugerentes y llamativas. 

Desafortunadamente su uso puede resultar peligroso para nuestra imagen si rebasamos los límites del buen gusto que nos inducirá al completo ridículo y a convertir nuestra imagen en algo alejado del glamur y la elegancia.  

La buena noticia es que podemos minimizar los riesgos con unas tomando algunas precauciones a la hora de lucir palmito y pierna. Una actitud correcta, algunas precauciones de estilo y “ahí viene el diablo”.

Comentaba que la actitud es importante. Cuando nos ponemos minifalda, algo que yo veo como una forma natural de vestir, todavía hoy, algunos tienden a creer que estamos haciendo una declaración de intenciones retorcidas por lo que tendrás que estar preparada para lidiar con las reacciones intransigentes sobre tu manera de vestir. Provenientes de hombres y mujeres a la par. Criticaran la hechura de la prenda, alguno te preguntará si tienes frio, otros… No hay mejor desprecio que no hacer aprecio pero en ocasiones una se queda muy a gusto mandándoles a tomar por donde amargan los pepinos.

No importa cómo responder a los comentarios de los demás sobre tu ropa,  debes responder con actitud. Tú, como usuaria de  minifalda, estás actuando con libertad y respeto.

Algunas posturas pueden resultarnos más incómodas. Aunque mi regla general cuando llevo faldas muy cortas es no sentarme, con ello evito cualquier contacto con superficies sucias, sobre todo en verano cuando no llevamos pantis, y también evito tener que pensar en lo que voy a colocar en mi regazo o cómo voy a cruzar las piernas para asegurarme de que... bueno, que la ropa interior no es visible desde la parte delantera -porque sí, eso es otro efecto secundario desafortunado de sentarse con una falda corta-. Subir escaleras es otro apartado divertido. Sea en el metro, en la oficina o en la calle, cuando vestimos minifaldas esta situaciones nos hacen realizar movimientos propios de un guerrero ninja que eviten que se nos pueda ver la ropa interior. Muchas veces, mejor dicho casi siempre, con ponernos la mano y subir con naturalidad neutralizaremos todos los fantasmas. Por todas estas razones cuando apostemos por una falda muy corta conviene prever conde vamos y que haremos.

A algunas chicas les gusta mucho moverse. Bailar, girar, saltar... lo que sea. Están en buena forma física. El baile y la alegría están bien pero hay que moverse con cuidado cuando se lleva una mini falda corta. Así que una debe estar segura de que la falda no está volando hasta más allá del margen razonable en público. Obviamente la práctica en el uso de la prenda ayuda a su control. Por supuesto, también se pueden tomar precauciones adicionales usando mallas, pantis o leggins pero, en mi modesta opinión, se desvirtúa el sentido de la minifalda.

Por último haremos mención del clima. Es verdad que estamos en nuestro completo derecho de vestir como queramos y cuando queramos. Pero dicho esto no es menos cierto que aunque nos encante ese jersey de cuello barco de cachemir que nos regalaron no parece oportuno ponérselo en Sevilla durante el mes de julio. Por la misma razón, los pronósticos del tiempo nos pueden ayudar  a saber cuándo debemos vestir botas de agua, un impermeable y coger un paraguas en camino hacia la puerta. Los pronósticos del tiempo también nos ayudan a decidir qué tipo de falda corta llevar. Si va a ser un día de viento, mejor una minifalda de tubo que una de vuelo. 

Resumiendo, si llevas una falda corta, debes aceptar el hecho de que a veces vas a recibir miradas indecentes, toscas y desagradables. Una vez asumida esta realidad, puedes hacer alarde de tu minifalda y disfrutar del momento. Así son las cosas.

Anabely

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