¿Por qué la moda lo invade todo?

La palabra o término moda no solo se refiere a lo último, más popular o a las creaciones más famosas de ropa. En realidad, cuando hablamos de moda nos estamos refiriendo a un fenómeno social con todas las implicaciones que este comporta. Sin duda y de alguna manera la moda, en genérico, nos ayuda a mostrar lo que somos, como somos y como interactuamos con los demás de manera visual. Lo que elegimos o nos ponemos muestra nuestra actitud hacia el mundo, hacia los otros. Por lo tanto, podemos decir que es una forma, más o menos compleja, de comunicación. La colectivización de los diferentes individuos sociales y nuestra propia personalidad forman, a través de la moda, parte del todo. De la sociedad. El  cómo nos comportamos en situaciones diferentes, en las mismas situaciones en diferentes momentos, lo que comemos, lo que vemos y el estilo de ropa que compramos forman parte de la moda y están embebidos en ella. Todos y cada uno de estos actos hacen fluir el torrente principal de la moda. Es cierto que todos y cada uno de nosotros somos diferentes pero también es verdad que todos tenemos alguna característica común con otra persona, por pequeña que sea. En todo el mundo, sociedades y civilizaciones hay un gran número de individuos con los mismos gustos, a los que les atrae la misma comida y usan camisetas del mismo tipo. Todos estos rasgos constituyen la moda y sus tendencias.

La globalización, los sistemas de información, incluso la formación, unido todo ello a las necesidades de consumo crean y marcan las tendencias de la moda. No podemos abstraernos de ellas. Nos relacionan con el grupo social al que pertenecemos y en cierto modo nos convierte en replicas de los otros individuos de la comunidad. El impulso nos lleva a “estar a la última” y a hacer o “estar a la moda”. Las empresas estudian estos comportamientos y diseñan productos. Los más “avispados” asocian estos productos a marcas y los clientes, nosotros, terminamos pensando en marcas. El círculo se cierra, los empresarios descubren y ocupan nichos de mercado comunicando que esos productos nos ofrecen un estilo de vida determinado. Como es lo que deseamos, ya tenemos una necesidad. Es la ley de la oferta y la demanda, si bien los especialistas no se ponen de acuerdo sobre qué es lo primero ¿la oferta o la demanda? Así es nuestra vida, lo que nos ponemos, lo que comemos y, en algunas ocasiones, lo que decimos.

La moda nos marca y no debemos renegar de ella. Es la expresión de cómo se siente una sociedad, hacia adonde camina, su estado de ánimo. Si repasamos los grandes hitos de la historia observaremos movimientos y modas que surgen como expresiones del momento. Hay dos ejemplos que me gusta utilizar, diferentes pero solapados en el tiempo. La aparición de la minifalda como una bocanada de aire fresco en una sociedad encorsetada, reaccionaría y machista y la no menos rompedora aparición del movimiento hippie con sus coloristas atuendos y utópica reivindicación del modo de vida. Este segundo caso es digno de estudio por lo curioso de algunas acciones que intentando huir de un orden establecido creaban tendencias que de alguna forma unificaban los hábitos en otro orden de las mismas características.

La moda es un estándar creada por la sociedad para un momento. Cuando cambia el momento, también lo hace la moda. Los intentos de crear modas falsas, fracasan estrepitosamente siempre.

A.D.Saiz

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