Desde el principio de la humanidad el hombre ha reverenciado, temido e idolatrado a esas fuerzas que, en ocasiones por desconocimiento y en otras simplemente por convicción, regían sus designios vitales. Con el devenir de la historia fueron agrupándose en, lo que de manera genérica, denominamos religiones. Actualmente estas no son solo creencias, tradiciones y conjuntos de códigos morales, también lo son sus símbolos. Los creyentes disponen de estos símbolos esperando que les proporcionen protección e iluminación. En base a estas circunstancias la tendencia a usar joyas con símbolos religiosos se ha extendido por el orbe como un complemento de moda de su religión y de las ajenas. Aunque no siempre bien visto por los que consideran esta tendencia una moda frívola, si te apetece o decides usar estas joyas y símbolos en tus collares, anillos o pulseras, te animamos a que conozcas su significado.
Por cercanía y cultura empezaremos por los símbolos del Cristianismo. Incluyendo a la mayoría de sus facciones. Sin lugar a dudas, el símbolo más universal de esta confesión es la cruz. La cruz era la herramienta de ejecución empleada, entre otros, por los antiguos romanos y ahí fue donde ajusticiaron a Jesús. Las joyas con cruz están extendidas como complemento de moda, masculina y femenina en todas sus variantes. Desde que la cruz se convirtió en un símbolo religioso, hemos podido comprobar que algunos lucían y lucen cruces exageradas y barrocas de manera ostentosa. Tales cruces no tienen nada que ver con la religión. Su único propósito es satisfacer egos o mostrar desafío o riqueza. Forman parte del imaginario utilizado en joyería las medallas, medallones, colgantes y relicarios con los representaciones de beatos, santos o ángeles. Bien porque comparten nuestro nombre o porque son patronos de alguna supuesta virtud que deseamos o de la que adolecemos. También son buscados los patrocinios de santas vírgenes. Si no tienes preferencia por los santos puedes optar por joyas que representen símbolos cristianos como el pez, la paloma, la vid o el ojo que todo lo ve. Algunos de estos símbolos son comunes a todos los movimientos cristianos y otros poseen imaginería propia, especialmente católicos y ortodoxos.
En el Islam no se puede representar ninguna imagen de Dios. Solo su nombre. Sin embargo también en esta religión poseen multitud de símbolos, que al igual que en otras creencias, tiene un significado relevante para quien las luce. Uno de los símbolos más populares en el Islam es el panegírico. Su aspecto recuerda a una herradura que cumple tres funciones importantes: alabanza al todopoderoso, panegírico al Señor, panegírico-talismán. La Mano de Fátima o Hamsa es una palma con dígitos simétricos. Protege a las moradas y sus dueños contra el mal de ojo, da suerte y ayuda a las mujeres a la hora del parto. El Hamsa es compartido por diferentes doctrinas orientales como el judaísmo y el budismo. Las joyas con inscripciones de Alá y con textos del Corán son también muy usadas.
Los símbolos del judaísmo son muy reconocibles incluso si no tienes nada que ver con la práctica de esta religión. Quizás los más reconocibles sean la Estrella de David, una estrella de seis puntas y la Menorá, un candelabro de oro para 7 velas. Aunque en la Edad Media el hexagrama recibió el nombre de “El Sello de David”, este símbolo no es originalmente un símbolo judío. En el Lejano Oriente, era un símbolo de la diosa Astarté. La estrella de seis puntas se puede ver con frecuencia en los libros medievales dedicados a la brujería, la alquimia y la magia. En los manuscritos judíos, apareció solo en los siglos XIII-XIV. La estrella dorada de David está diseñada para enfatizar los puntos de vista religiosos de una persona, así como su estatus social y riqueza. Según las leyendas, un candelabro de oro de 7 velas, la Menorá, acompañaba a los judíos en su peregrinar por el desierto. Después de eso, se convirtió en el utensilio sagrado del templo de Jerusalén, simbolizando la luz, la fe y la esperanza.
Esto confirma una obviedad, los símbolos religiosos ya no pertenecen solo a los creyentes. Se han globalizado y su uso es popular en los cinco continentes.
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