Un Broche como joya

Los Broches son, quizás,  el complemento más antiguo de la joyería. Cuando los primeros hombres usaban poco más que taparrabos surgió la necesidad de algún sistema que les permitiese unir y sujetar las diferentes partes de las pieles que pretendían portar. Posiblemente los primeros prendedores que usaron, en el paleolítico,  fueron de huesos, piedras o de madera.  No sería hasta la edad del Bronce  cuando aparecieron los primeros “broches” metálicos.

Existen distintos tipos de broche,  tanto en las formas y diseños como en los mecanismos y automatismos de cierre.  Los romanos, por ejemplo, usaban un pasador con forma de espina y durante siglos se manifestó como un eficaz complemento. De ahí, dependiendo hacía donde se prolongase el imperio fue adquiriendo diferentes mecanismos y formas al adaptar la “espina” a las costumbres y artilugios locales.

Famosas con Broches

La mayor influencia y, quizás, la más importante en el desarrollo de la broche de vino de los bizantinos. La costumbre de estos pueblos en el uso del color y el dominio de la técnica de los esmaltados  produjo broches espectaculares llenos de tonos y brillos. Las tribus nómadas llevaron rápidamente este nuevo arte a través de las rutas comerciales y de las corrientes migratorias.

El auge del cristianismo tuvo un efecto multiplicador. La  adición de símbolos e inscripciones, además de las técnicas provenientes del Imperio Bizantino, confirieron al  broche un carácter de complemento ornamental.

Fue al final de la edad media cuando aumento considerablemente el tamaño de los broches. Los artesanos utilizaron libremente las mayores superficies para emplear ámbar y esmaltes con total libertad. Al mismo tiempo, el broche empezó a perder su cualidad principal, abrochar,  convirtiéndose en una joya puramente ornamental.

Es a partir de este momento cuando se populariza la joya en sí. Primero con la utilización de metales preciosos y posteriormente con el uso de gemas y piedras preciosas poco a poco van convirtiendo estos útiles en ornamentos que sitúan a sus portadores en un determinado nivel social. Más alto cuan más recargado de gemas y ornamentos luciese el broche.

Es ya en el siglo dieciocho cuando los orfebres incluyen en sus diseños, primero dibujos de personas o situaciones y fotografías posteriormente, realizando Camafeos que se trasmitían de generación en generación.

Actualmente podemos encontrar broches de gusto exquisito con composiciones en diferentes materiales y piedras preciosas. También encontramos sus versiones menos glamurosas, pero sin embargo de gran utilidad,  en formas de pines o chapas promocionales.

A.D.SAIZ

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