¿Por qué regalar joyas?

Una fecha señalada se aproxima, el Día de la Madre o el del Padre, un aniversario de boda o compromiso, un cumpleaños o la misma Navidad. Eso significa que en breve comenzaremos a pensar en regalos para nuestros seres queridos. Los artículos de joyería personalizada forman parte de nuestra vida cotidiana. Estamos rodeados de  infinidad de modelos de joyas en distintos materiales y son una opción recurrente cuando queremos hacer un regalo que no pase desapercibido, que se conserve en el recuerdo. Una joya personalizada es el regalo perfecto sin distinción de edad o género. Hombre o mujeres, niñas o abuelos, todos se sorprenden al recibir una joya. Busquemos  una justificación para cada caso.

En los últimos años hemos tendido a lo cómodo. Ya no escribimos dedicatorias en una tarjeta en blanco. Simplemente escogemos una con un mensaje impreso y lo firmamos. Tampoco nos tomamos tiempo, por ejemplo si queremos regalar un viaje, en buscar algo que se adapte a los gustos del homenajeado. Simplemente le compramos una opción múltiple de viajes a precio cerrado y que él o ella elijan. Con los regalos, igual. Se ha puesto de moda el denominado: ”Ticket Regalo”, lo que nos permite regalar algo y si no le gusta ¡que lo cambie!  En fin, en mi modesta opinión, hemos relajado en demasía el interés por el otro a la hora de hacer un regalo personal y personalizado.

Cuando hacemos un regalo debemos hacerlo personal, pensando en quien lo recibe. Una Joya Personalizada puede ser el regalo que mejor ilustre esta apreciación. Hemos de elegirla pensando en el estilo del receptor, así como sus gustos respecto de materiales o estilos. Otra opción es recurrir a piezas con su nombre, impreso, troquelado o en el que el motivo principal sea ese, su nombre. Un mensaje del donante también es una opción muy bien recibida.

Las joyas que se eligen para estas ocasiones, ofrecen multiplicidad y variedad de opciones: collares, pulseras, anillos, tobilleras, colgantes, etcétera. En cuanto a materiales podemos encontrar joyas en Oro, Plata, Platino, chapados en Oro Amarillo o Rosa, con gemas preciosas, semipreciosas o combinaciones de varios materiales y colores. Los estilos son todos los que se nos  puedan ocurrir. Conseguir una pieza exclusiva y prácticamente única, está al alcance de casi todos.

Existen opciones de regalos que podemos hacer dependiendo de las personas con una completa universalidad. Las joyas no son una excepción. Existen joyas para todos y cada uno de nosotros, sin distinción de cultura, educación, raza, o género. Por ejemplo en Europa, es habitual que al nacer un niño o niña el primer regalo que reciba de padrinos o abuelos sea una medalla, una “esclava” o unos pendientes.  De hecho regalar  una joya es un acierto a cualquier edad.

Al igual que la música siempre ha estado y estará ahí. Durante siglos las personas han combinado estilos y materiales. Se han cambiado o permutado en incontables ocasiones. Trasmitidas de padres a hijos por generaciones ningún otro elemento ha perdurado en el tiempo con todo su valor como las joyas.  Pueden variar los estilos, los diseños, los procesos de elaboración e, incluso,  la perfección en la ejecución de cada pieza. Pero en lo más íntimo, una joya es para siempre.

Cuando hacemos un regalo buscamos crear una impresión positiva y agradable en el que lo recibe. Conseguir transformar ese momento en un recuerdo duradero. Regalar joyas personalizadas conseguirá  hacer aflorar las emociones y congelar el momento en la mente de la persona que recibe el presente. Hay hombre y mujeres con colecciones de joyas más o menos amplias y que pueden recordar una a una la procedencia, el momento y a la persona que se la regaló, reviviendo en su memoria las sensaciones de aquel instante.

Seguramente por la impronta que la historia y la majestuosidad de algunas piezas tenemos la sensación  de que regalar joyas solo está al alcance de unos pocos, asumiendo que son regalos caros. Actualmente esto no es así. Podemos comprar joyas casi a cualquier precio, dependiendo de nuestra economía y del resultado que queramos conseguir. Obviamente  existen piezas que están solo al alcance de unos pocos. La buena noticia es que la globalización de los mercados ofrece cada vez mayores oportunidades para todos los bolsillos y economías.

Las joyas se han convertido en los “marcadores” de hitos memorables por antonomasia. En una prueba deportiva se premia a los ganadores con “joyas”, se le otorga una medalla de oro al ganador. Si es al principio de la vida “unos pendientes para la recién nacida”, si es al final de nuestra vida laboral “un reloj con la fecha de tu jubilación”. Evidentemente no tiene por qué haber una razón para un regalo de estas características pero nuestro devenir es testarudo y marcamos con joyas todas las transiciones de nuestra existencia embarazos, nacimientos, cumpleaños, onomásticas, graduaciones, pedidas de mano, bodas, aniversarios, jubilaciones, despedidas y un largo etcétera.

Las joyas, debido en parte a los materiales con los que están realizadas, mantienen en el tiempo gran parte de su valor inicial. En algunos casos, incluso, pueden revalorizarse con los años. Esta razón aporta mucho peso en la decisión de regalar una joya, sobre todo si lo comparamos con la depreciación que tienen otros regalos, por ejemplo los teléfonos móviles. A lo largo de la historia reciente europea todos hemos conocido de casos en los que las “joyas de la familia” han sido el último recurso de algunos para sobrevivir en tiempos difíciles. Es frecuente que las joyas pasen de padres a hijos, generación tras generación, como un legado no solo emocional o afectivo, sino una autentico refrendo económico. “Una joya es para siempre” o, al menos, para mucho tiempo.

En definitiva, una joya es un regalo atemporal, para todas las edades y para todos los gustos. En definitiva uno de los mejores regalos que podemos hacer.

 

A.D.SAIZ

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