¿Son los collares un signo de modernidad?

Puede que lo sean pero lo cierto es que su uso no lo es. En las diferentes excavaciones y estudios paleontológicos realizados en diferentes partes del globo, se han encontrado evidencias del uso de collares en diferentes civilizaciones. En algunos casos han aparecido al cuello de restos momificados. En los restos más antiguos, estaban formados por cuentas de piedra o arcilla trabajadas a mano. Valga como ejemplo el hallazgo de la Cuevas de Lluera, en la cuenca del Nalón, de varias cuentas que conforman un collar, del periodo solutrense, 13000 y 14000 a.d.c.

Otro ejemplo  de elaboración temprana de collares la hallamos en el antiguo Egipto. En las primeras dinastías disponían ya de una “orfebrería” avanzada. Utilizaban perlas y cuentas de vidrio que coloreaban. Estas  culturas hicieron del uso de joyas un acto habitual que fueron mejorando y perfeccionando con el transcurso de los años. El uso de metaloides procedentes de meteoritos, la posterior utilización de metales entonces considerados preciosos y como culmen la realización de los elaborados collares “Wesekh” rígidos, con forma de cuello y soportados sobre los hombros, tendencia esta recogida por la bisutería actual. A menudo contenían cientos de amuletos o hechizos relacionados  con la vida y actividad del portador.

Los arqueólogos actuales  miden el grado avanzado de una civilización, entre otros métodos, por el hallazgo de vestigios de joyas y collares que pudieron haberse utilizado como método de trueque y cambio mercantil.  Posiblemente estos usos fueron el motivo de ir confiriendo más valor a los collares añadiéndoles materiales preciosos, metales, piedras que con el uso y el tiempo se convertirían  en ornamentales

Otra aportación que el tiempo ha ido haciendo a los collares es la aparición de las cadenas. Hay referencias que apuntan al uso de cadenas de oro que los fenicios usaban para colgar panecillos de oro. Este elemento históricamente ha sido usado como premio o castigo con un uso alegórico continuado. Por ejemplo en el imperio romano la cadena era utilizada como el elemento de retención, sometimiento y control de esclavos y reos. Al mismo tiempo eran usadas como premio a soldados y legionarios por su actividad meritoria en las batallas. Estos las portaban sobre su pecho y hombros con el orgullo del reconocimiento recibido. Con los años se ha hecho muy popular el uso de sofisticadas cadenas de las que se cuelgan piedras preciosas o elementos ornamentales diversos.

La mayor utilización de collares ornamentales y fastuosos, sin duda la más conocida, se produjo durante la Baja Edad Media entre la realeza y el clero.  Cadenas, colgantes, motivos heráldicos, custodias, cruces, cálices, etcétera. Muchos de ellos se conservan actualmente y alcanzan incalculables precios por sus materiales, composiciones y trabajo. Ej,: El Cáliz de Doña Urraca..

En el viejo continente, entre los siglos XVI y XVIII los collares estrafalarios, grandes y pesados sufrieron un retroceso en su utilización debido a las ropas usadas en aquel momento dado que los hacían incómodos. A partir de 1750 cobraron auge entre mercaderes adinerados y nobles el uso de cadenas  como signo de ostentación. Se usaban  como collar, para sujetar sellos, relojes y colgantes.

A.D.SAIZ

Comments (1)

    • Antonio Ruiz
    • 2023-07-03 21:46:43
    Muy interesante. Me gustaría que ampliaseis estos artículos.

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