Ellos ponen de manifiesto que es posible crear, diseñar y triunfar en el complejo mundo de la moda y la alta costura.
Hablamos de precursores españoles en la moda internacional, de trabajadores incansables, de genios que han elevado, reforzado y cimentado la marca España con su trabajo y creatividad.
Javier Larrainzar nació en Madrid en el seno de una familia ligada a los patrones, telas y costuras. De su padre heredaría su pasión por la moda. Su formación en este arte lo adquiere entre Italia y Estados Unidos, graduándose en Diseño en el instituto Marangoni de Milán y de posgrado en Domus. Los últimos años del milenio pasado y los primeros de este ha sido uno de los diseñadores más cotizados de la moda española. Tras ampliar su formación en Nueva York, de la mano de Oscar de la Renta, regresa a España para abrir su propia firma de alta costura. Al año siguiente en 1993 hace su primera aparición en la Pasarela Cibeles de Madrid, algo que llegaría a ser habitual en años sucesivos. Tres años más tarde abriría tienda en el barrio de Salamanca. A medida que pasaban los años, el éxito aumentaba entre sus clientas por la calidad y el diseño de su ropa “ponible” además de un diseño sofisticado y elegante, sus colecciones se mostraban en las pasarelas internacionales más importantes y sus creaciones se comercializaban en un mayor número de tiendas multimarca, especialmente El Corte Ingles.
Paco Rabanne (1934). Hijo de la Costurera Jefe de Balenciaga, vino al mundo en el pueblo guipuzcoano de Pasajes. Debido a la convulsión producida por la guerra civil española, se exilia en Francia junto a su familia al finalizar la misma. Como muchos de sus colegas su formación es vocacional y dirigida hacia el mundo de las artes estudiando Arquitectura en la Escuela Superior de Bellas Artes de París. Alternándolo con sus estudios, realizaría colaboraciones y diseños con diferentes medios y firmas. En 1963 consigue su primer premio importante en la Bienal de París por una escultura para jardín. Es durante esta década cuando su popularidad va “in crescendo” por sus accesorios y colecciones de prendas imposibles de llevar, fabricadas en materiales poco usuales en el mundo de la moda, su “Colección Manifiesto” presentada en 1966, es un claro ejemplo. Durante estos años invento la cota de malla, confecciono vestidos de papel y metal convirtiéndose en referencia de otros diseñadores. La “Chanel” le apodó “el Metalúrgico”. Primero él y después sus creativos siguieron siendo fieles a ese modo de hacer de inspiración futurista. Con múltiples premios y distinciones ha sabido mostrar la importancia que para él tenía crear volúmenes y modelos únicos. Trajes de campo con cubiertos de plástico, golletes de botellas para realizar boleros o vestidos con piezas articuladas de metal. Sus perfumes y cosméticos son obras de arte, con tal aceptación que se han convertido en líneas especialmente rentables para la marca.
Pedro Rodriguez (1895 – 1990). Este valenciano, como la mayoría de los niños de su época, comenzó a trabajar con tan solo diez años. El azar quiso que lo hiciese como aprendiz de sastre lo que supondría su primer contacto con el mundo de la moda. Con esfuerzo y trabajo consiguió abrir con su nombre, en 1919, su “casa de costura”. En la Exposición Internacional de Barcelona, con sus creaciones Art Déco, consiguió el gran éxito que le popularizaría, aún más, entre la burguesía catalana. La guerra civil le obligo a exiliarse a París lo que le permitió relacionarse con los grandes diseñadores europeos. Acabada la contienda regresó a España y abrió tiendas en Donostia y Madrid, junto a la de Barcelona, le permitieron tener una representación importante en la alta sociedad española del momento. Ahí comenzaría la expansión internacional de sus creaciones. Tras la finalización de la segunda guerra mundial se vivió un resurgir de la alta costura internacional lo que permitió a Pedro Rodriguez estructurar sus diseños entorno a ejes temáticos, siguiendo la estela de creadores como C.Dior. Ya en la década de los sesenta abrió sus creaciones hacia otro público, joven y moderno, pero sin abandonar la clientela que había sido el pilar de su éxito.
A.D.SAIZ
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